El cementerio de las buenas intenciones.
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Autor: Pelayo Méndez.
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martes, 20 de noviembre de 2007

Milena Jesenskà

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Lo que me escribes sobre la gente "que no tiene fuerzas para amar", Milena, es cierto, aún cuando no lo consideraras así en el momento de escribirlo. Quizá su fuerza amorosa consiste solamente en poder ser amados. Y también en ese sentido hay que hacer una distinción desfavorable cuando se habla de gente. Cuando uno de ellos le dice a su amada: "Creo que me amas", es algo totalmente distinto y menos serio que cuando le dice: "Soy amado por ti." Pero esos en realidad no son amantes, son gramáticos.

Milena Jesenská nace en el seno de una familia aristocrata, su padre es cirujano y profesor en la Universidad de Praga , su madre muere cuando ella tiene dieciséis años. Después de iniciar unos infructuosos estudios de medicina conoce al escritor austriaco Ernst Pollak del que se enamora. La relación surge en el ahora mítico café literario Arco de Praga, donde se dan cita en aquel entonces intelectuales judíos nacidos en Bohemia pero que hablan y escriben en alemán: entre ellos Franz Werfel, Max Brod y Franz Kafka, a quién pertenecen (bajo la atenta traducción de J.R. Wilcock) las cursivas de este relato. Contraveniendo los deseos de su padre, que hizo todo lo posible para impedir el matrimonio, la pareja consuma su unión y se traslada a vivir a Viena. Son años de derroche y libertinaje en los que pronto el matrimonio termina con el dinero de la dote de la novia.

Como si Eva hubiera arrancado la manzana (a veces creo entender el Pecado Original mejor que nadie) sólo para mostrarla a Adán, porque le gustaba. Lo decisivo fue morderla, el hecho de jugar con ella no estaba en relidad permitido, pero tampoco estaba prohibido.

Al poco tiempo de vivir con Milena Ernst Pollak trae a vivir al apartamento que compartía la pareja a su amante Mici. Milena, enemiga de las convecciones sociales, acepta la convivencia de los tres. En 1919 Milena lee por primera vez los cuentos de Franz Kafka y le escribe pidiéndole permiso para traducirlos al checo. Es el comienzo de una apasionada correspondencia entre ambos, que durarará tres años y en la que sólo habrá dos encuentros personales: cuatro días en Viena y un día en Gmünd.

Así como en el fondo del mar no hay un solo lugarcito que no esté sometido a la más intensa presión, así ocurre junto a ti, pero toda otra vida será una vergüenza y me repelería; hasta ahora creí que no podía soportar la vida, que no podía soportar a las personas y me avergonzaba mucho de ello, pero ahora me confirmas que no era la vida lo que me parecía insoportable.

Con motivo de la muerte de Kafka, el 3 de junio de 1924, Milena escribe en un diario vienes a propósito del genio checo: "tímido, retraído, suave y amable, visionario, demasiado sabio para vivir, demasiado débil para luchar, de los que se someten al vencedor y acaban por avergonzarlo". Los artículos de Milena Jesenská durante el período de su correspondencia con Kafka según los críticos se vuelven más personales. En sus labios se ha puesto la frase: "Todos mis artículos son cartas de amor".

Praga está un poco melancólica, todavía no llegó ninguna carta, el corazón está un poco apesadumbrado, es realmente imposible que hoy llegue ninguna carta, pero trata de explicárselo al corazón.

Cuatro años después de la muerte de Kafka, una vez divorciada de Pollack, Milena contrae matrimonio con Jaromír Krejca, arquitecto checo y miembro del Partido Comunista quién tras sus viajes a la Unión Soviética manifiestará su oposición a las atrocidades y los crímenes del stalinismo. En 1928 nace su hija Jana. La adicción de Milena a la morfina la acompañará en este periodo de su vida, la más trágica a nivel personal y al mismo tiempo más fructífera en cuanto a creatividad profesional.

Hasta ahora no había advertido que cosa más refinada es publicar. Uno habla tan tranquila, tan íntima, tan convincentemente con el lector, se olvida del resto del mundo, sólo le importa el lector, pero el final se dice, de repente: ¿Es hermoso lo que he escrito? ¿Sí? ¿Hermoso? Bueno, me alegro, pero por lo demás estoy muy lejos y no puede agradecérseme con un beso. Y entonces ése es realmente el fin, y uno se va.

Tras divorciarse de nuevo Milena colabora asiduamente con la prensa comunista manifestando su desencanto con el comunismo soviético y las persecuciones a las que eran sometidos los militantes comunistas judíos. Durante la ocupación de Praga Milena, sin ser judía, se integrará en la lucha clandestina autoimponiéndose la estrella amarilla que distinguía a los judíos del resto de la población. Es detenida por ello.

Esto explica mi teoría de que los escritores vivos poseen una conexión viviente con sus libros. Por el hecho de existir, luchan a su favor o en contra de ellos. La verdadera vida independiente del libro sólo comienza después de la muerte de la persona, o más bien un tiempo después de la muerte, porque esas personas tan ansiosas siguen luchando un poco por su libro aun después de su muerte. Pero más tarde el libro se queda solo y puede confiar únicamente en el vigor de los latidos del corazón.

Milena Jesenkà muere el 17 de mayo de 1944 en el campo de concentración de Ravensbrück, Alemania. Sus cenizas, como las de tantos otros prisioneros, fueron esparcidas por los nazis en un lago cercano.

y... basta Milena, este papel blanco, que no quiere terminar, le quema a uno los ojos, y por eso uno escribe.

Suyo P.

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