El cementerio de las buenas intenciones.
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Autor: Pelayo Méndez.
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viernes, 29 de agosto de 2008

Ver para creer

D. quiere una mujer para recordar. Me mira como si tuviera que darle la razón. No tengo ni idea de qué me está hablando. Miramos la televisión en silencio desde hace horas. Hay una serie de cirujanos. Una doctora muy elegante trata de resolver un misterio de mágia negra. Acaba de complicársele el tema porque la acusan a ella de un crimen y D. quiere una mujer para recordar.
- ¿Qué quieres decir? - le pregunto.
No contesta. Está concentrado con todas sus fuerzas en la serie. Me incorporo. La doctora tiene un amigo policía que le echa un mano. Es un poco tímido pero sabe conducir rápido y disparar. Al parecer se gustan pero no acaba de quedar claro del todo. O no quedaría si el guionista se esforzara un poco más.
- Hay mujeres que me daría pereza conocer, - comienza de improviso D. - pero me gustaría tener el recuerdo de haberlas conocido.
Me levato y apago el televisor. D .se queja, la doctora estaba a punto de descubrir al malo.
- ¿Qué haces?
- Se acabó. Vamos a dar una vuelta.
D. continúa mirando el televisor consternado. Balbucea algo que no logro comprender y se levanta arrojando el mando a distancia sobre el sofá.
- Tienes razón - me dice no muy convencido. Salimos a la calle. Un viento frío repta por entre los edificios y decidimos andar en su contra. Caminamos un par de manzanas sin hablar.
- De todas formas - comienzo tratando de animar a D. - Ya se sabía que el malo era el panadero.
D. levanta la cabeza pero no parece más contento.
- Pero hay que verlo - protesta.

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