El cementerio de las buenas intenciones.
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Autor: Pelayo Méndez.
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viernes, 19 de diciembre de 2008

K.

K. ha cambiado de psicólogo. Es la segunda sesión. Me explica las conclusiones que ha sacado de la consulta. Al parecer su principal problema es que tiene un bloqueo.
- ¿ Un bloqueo ? - no entiendo.
- Sí, - explica K. - un bloqueo de escritor.
El cielo está gris, a punto de llover. Caminamos por una calle estrecha del centro de la ciudad esquivando turistas y vendedores ambulantes. Al cabo de un rato llegamos a una plaza rodeada por escalinatas. Comienzan a caer las primeras gotas. Miro a K. Tiene la mirada perdida en el pasado.
- K. - le digo - ¿Cómo puedes tener un bloqueo de escritor?
No contesta. Se encoge de hombros.
- Ya, suena un poco raro. Lo sé.
- K... en tu vida te has sentado a escribir dos líneas.
Se detiene. Me mira enfadado.
- Claro, entonces le das la razón, ese es mi problema - dice mientras levanta las manos hacia el cielo - un bloqueo de escritor.
La lluvia arrecia. Seguimos andando en silencio. La plaza vuelve a transformarse en una callejuela impracticable por el tráfico de paraguas. Propongo beber algo para escapar de la lluvia y nos deslizamos en el primer bar que aparece. Hay una mesa vacía al fondo del local. Nos sentamos y pedimos dos cervezas. K. está callado. Saco mi libreta del bolsillo y se la tiendo junto con un lápiz. No soy quién para contradecir a un médico aunque empiece a dudar de su existencia. K continua callado, sostiene el lápiz en alto y contempla el papel en blanco como si estuviera buscando algo en él. Pasan los minutos. De pronto K. firma el papel y deja el lápiz sobre la mesa. Después se reclina en la silla y da un trago largo a su cerveza mirándome con cara de satisfacción.
- Ves, - dice levantando el papel en blanco - te lo dije. Ni una sola palabra.
No sé que decir. Arranco la hoja en blanco de la libreta y se la tiendo a K.
- Deberías guardarlo, tal vez es lo mejor que vayas a escribir en tu vida.
K. rechaza la hoja sonriendo.
- Da igual, tira eso. - dice mientras se levanta para ir al baño.
Hago el gesto de arrojar el papel al suelo pero no lo tiro, vuelvo a mirar la firma nerviosa de K. en el papel, lo doblo cuidadosamente y lo guardo en mi bolsillo. Después de todo es una gran obra.

2 comentarios:

Gittana dijo...

Aveces no escribir nada, sea algo fantastico de un momento de... no decir nada...

Borja Criado dijo...

Sorprendente, señor Max.

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