Rumbos
el teléfono calla
viejo provocador
de noches incompletas
la casa a media luz
como un barco en silencio
viaja al día
el mar de la memoria
se empeña en revolver en los cajones
de arrojar en la playa de las manos
los restos del naufragio
en forma de tarjetas de visita
de hoteles extranjeros
que compartimos un día
enciendo un cigarrillo
y en la espera
me asomo a la ventana
tratando de entender
la dirección del viento
y es una lucha inútil
porque el sueño temido
terminará venciendo
hay noches
que uno viaja cuando duerme
con el miedo en el cuerpo
de haber perdido el rumbo
de haber quemado el mapa
que indicaba el destino
y no saber en que puerto
amanecerá mañana
y el teléfono calla
1 comentario:
Y no es acaso magia el no saber qué puerto nos deparará el amanecer??. La incertidumbre.
besos,
Cris
Publicar un comentario