de atardeceres ahogados
en botellas vacías
de ventanas silenciadas
por persianas infinitas
y pequeños errores
dispuestos a ser olvidados
de cuerpos atectónicos
sosteniendo mi cama
en noches de tormenta
que el viento alejó de estas costas
de tus pezones, como dulces de leche
o soldados de plomo entre mis dientes
de deberes a medias
aún por entregar mañana
de vergüenza y culpa
por lecciones que se aprenden tarde
e incitan a borrar lo escrito
están hechos los miedos
que cada noche programo
en el despertador
1 comentario:
Dicen que más vale tarde que nunca... aunque hay lecciones que se olvidan demasiado pronto, y recuerdos que nunca se van.
Beso!
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