El cementerio de las buenas intenciones.
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Autor: Pelayo Méndez.
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lunes, 28 de mayo de 2007

Super héroes.


Sábado noche. Un bar de copas en el centro de Barcelona. A la hora del cierre se acerca a mí una chica morena, habla muy rápido, apenas la entiendo pero parece agradable. Hay algo extraño en ella aunque en un primer momento no soy capaz de darme cuenta. Mientras comentamos los locales que aún pueden estar abiertos descubro que no encaja; unas enormes gafas plateadas que lleva a modo de diadema y la capa negra con rayos amarillos en la que se envuelve. Reconozco estar algo borracho, un poco lento de reflejos, pero el nombre de “Electric girl” debería haberme dado alguna pista.

Salimos. La calle se va llenando con exiliados de los locales próximos. Alguien tira de mi brazo y me dejo arrastrar por una pequeña multitud. Cuando nos desviamos por una de las callejuelas perpendiculares reparo en la gente que me acompaña, todo son máscaras, antenas, capas y leotardos. Un chico con un antifaz rojo me cuenta que su poder consiste en atravesar paredes. Al instante se lanza contra la verja cerrada de un portal y cae redondo al suelo. “Electric girl” pide a sus compañeros que lo recojan. Gritán su nombre; “Pesado man”. Parece muy apropiado.

Entramos en el portal y subimos hasta el último piso. Recuerdo música y una chica argentina bailando cerca de mi, después nada más hasta que me despiertan un par de golpes en el hombro y la voz de alguien diciendo que no puedo quedarme a dormir. Trato de disculparme aturdido, sin saber muy bien donde estoy. Las escaleras guardan
los restos de una batalla campal contra un grupo de supervillanos. Hay vasos de plástico por todas partes y tengo que esquivar a varios “Super cansados” sin fuerzas para llegar más lejos. Amanece y en lugar de caminar decido buscar un taxi. Las calles están llenas de gente común, sin trajes brillantes ni superpoderes. Paro la primera luz verde que veo y me siento en la parte delantera del coche, junto al conductor. El taxista señala mis pies con una sonrisa y al bajar la vista veo la capa de “Electric girl” que he arrastrado enganchada en mi zapato. La recojo mientras el taxi se pone en marcha. Calle abajo, al detenemos en un semáforo, reconozco a “Pesado Man” cruzando en ese momento el paso de peatones. Tiene la cara amoratada y esconde su disfraz bajo el brazo. Mira hacia el coche y nos saluda. Noto como el taxista me dirige una mirada inquisidora, siente curiosidad pero no puedo decirle nada. Me encojo de hombros. Las identidades secretas no se deben revelar. La luz del semáforo cambia. Bajo la mirada. El taxi avanza lentamente a través del día, deshaciendo la noche. Contemplo la capa de "Electric girl" descansando en mi regazo y mientras sonrío, me alcanza la sensación de que hoy será un domingo "Super largo".

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