Lina Cavalieri
En la carta del Milano, un bar de cocktails de Barcelona, puede leerse la historia de Lina y Davide. Desconozco si es verídica aunque tampoco creo que eso importe. El lugar de algunas leyendas no está en los libros de historia y la de Campari, adquiere sobre la barra del Milano, la forma de un canto velado a las musas.
En 1867 nace en Milán Davide Campari, quien trabajará y vivirá en el Café Pasticceria Campari de su padre durante treinta y tres años. A Davide le llamaba la atención que los dueños de los bares rivales mandaran a sus empleados a comprar el aperitivo de su padre, denominado Bitter Ayuso d´Hollanda, para revenderlo luego en sus locales. Davide en lugar de oponerse permitirá que esta practica continúe, con la condición de que los cafés exhiban un cartel anunciando que allí se vende el auténtico Bitter Campari. Es así como nace el conocido nombre de la marca.
Sin embargo será una mujer la que transforme Campari en marca internacional. Davide se enamoró locamente de una hermosa cantante de opera; Lina Cavalieri. Su retrato, encargado por Davide, fue utilizado para promocionar Campari en la que sería la primera campaña de publicidad de la empresa. Cuando Lina informó a Davide que partiría para la temporada de verano él busco desesperadamente una excusa para seguirla. Propone a su familia que Campari entre en el mercado internacional y se instala en Francia durante varios meses con la excusa de abrir un primer depósito de exportación. Al terminar la temporada de verano Lina parte nuevamente, esta vez hacia Moscú, donde contraerá matrimonio con el príncipe Soasa Bariatinskij. Enfermo de amor, Davide la persigue y convierte el mercado ruso en la segunda área de exportación de Campari. Tras un año de matrimonio Lina se divorcia y embarca rumbo a Nueva York. Allí compartirá cartél con el Gran Caruso y vivirá un segundo matrimonio de tan solo siete días con un multimillonario. Una vez más Campari había entrado en un nuevo mercado.
Davide fallece en 1936, dejando la marca establecida a gran escala. Su pasión por Lina llevó al aperitivo de su padre desde el Café Pasticceria Campari a los mejores locales del planeta y convirtió a Campari en el bitter más vendido del mundo, posición que todavía ocupa hoy en día. Su empresa con Lina fue más inestable.
1 comentario:
que buena historia! pobre campari..
esther
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