El cementerio de las buenas intenciones.
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Autor: Pelayo Méndez.
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jueves, 3 de abril de 2008

Pájaros

Sentado en un banco del parque espero a que aparezca A. Llega tarde como siempre. Suena el teléfono.
- ¿Dónde estás? ¿No habíamos quedado?
- Sí pero he tenido un pequeño problema.
- ¿Tardarás mucho?
- En realidad...
A. se queda callado al otro lado de la línea. Una mujer mayor se sienta a mi lado y tras sacar una bolsa de plástico del bolsillo comienza a arrojar migas de pan al suelo.
- En realidad no creo que pueda ir - continúa A. - Me he quedado atrapado en una casa.
Ahora soy yo el que no sabe que decir. Un par de palomas acuden en busca de las migas de pan.
- ¿Cómo? - acierto a preguntar.
- Verás no estoy en mi casa. Ayer, bueno, he conocido a una chica, no sé si te he hablado de ella, nos hemos visto un par de veces. El caso es que ayer por la noche me invitó a cenar a su casa y esta mañana ella se ha marchado temprano a trabajar...
- ¿Y? - me anticipo.
- Me ha dejado encerrado.
- ¿Cómo encerrado?
- ¡Encerrado! La puerta no se abre desde dentro, debe haber cerrado con llave por fuera y ahora no puedo salir. He probado todas las llaves que he encontrado por la casa pero no funciona ninguna.
- ¿Y has probado a llamarla?
A. no contesta. Vuelvo la vista hacia las palomas que se han multiplicado de forma increíble debe de haber una veintena a nuestro alrededor y la mujer no deja de arrojarles pan. Sonríe satisfecha.
- Si. La he llamado.
- ¿Y qué?
- Pues nada su teléfono móvil está aquí, a mi lado. ¿Quieres oírlo? Suena de vez en cuando.
Empiezo a escuchar una música metálica en el auricular. Es una antigua melodía de la televisión pero no alcanzo a reconocerla.
- Mal plan - me dice A.
- Oye esa canción ¿No es?
- Sí, sí es la música del Equipo-A, no te rías.
Lo hago disimuladamente.
- No sé ¿Porqué no contestas? Tal vez sea alguien que sabe como localizarla.
Silencio.
- ¿Qué ha pasado? - pregunto.
- Pues... que ya he contestado una vez. Era un tipo. Le he dicho lo que había pasado y no le ha hecho mucha gracia. Me ha colgado un poco molesto. Creo que me ha insultado pero no le he entendido bien lo que decía.
Nos quedamos callados de nuevo.
- Ya... entonces...
- Si, claro será... - añade A.
Ahora si que no consigo retener una carcajada. Noto como A. empieza a molestarse al otro lado del auricular pidiéndome que me calme.
- Espero que el tipo no tenga llaves de su piso - bromeo.
- Venga, no me digas eso.
Silencio.
- ¿Tú crees? - insite A un tanto preocupado.

- No sé que decirte.
El grupo de palomas no deja de crecer pero el pan se va agotando. Se empujan entre ellas compitiendo por las últimas migas. Tengo que apartar a alguna con el pie.
- Bueno... supongo que tendré que pasarme el día aquí hasta que vuelva. He de llamar al trabajo para disculparme por no poder ir.
- ¿Qué vas a contarles?
- La verdad claro. Que me he quedado atrapado. Lo entenderán...
Supongo que tiene razón. Es imposible que esto suene a excusa inventada. Observo las palomas. Ya han acabado con el pan y ahora peregrinan entorno nuestro pidiendo más. La señora les explica que no le queda nada agitando la bolsa en el aire.
- Oye ¿Sabes la dirección? Puedo ir a buscar un cerrajero y sacarte.
- No no la sé. He buscado cartas pero ni una puñetera factura a la vista. Y no me acuerdo de como llegamos aquí anoche. Estamos en la zona norte pero ni idea de donde. Todos estos edificios son como conejeras, todos iguales y por la ventana sólo se ven más edificios. Ahora empezaré a registrar los armarios, espero encontrar alguna pista.
- En cuanto la tengas envíame un mensaje voy a ir buscando un cerrajero.
- Tendremos que reventar la puerta. Es una de esas blindadas. No sé si podrás convencer al cerrajero. Igual no es legal ir abriendo las puertas de la gente así como así. Di que es tu casa a ver si cuela.
- ¿Y si hay que cambiar la cerradura?
- Pues le dejamos una nota con las llaves nuevas en el buzón. ¿Tú crees que querrá volver a salir conmigo?
- No sé que decirte. Igual se enfada.
- Date prisa ¿Eh? No quiero estar aquí todo el día esperando. ¿Y si aparece el tío ese del teléfono?
- Aprovecha el tiempo hombre. No pienses en ello. Oye ¿tiene libros en casa?
- ¿Ella? Sí hay una librería con unos cuantos en el salón.
- Bueno, ya tienes algo que hacer.
- ... no creas. ¿Quieres que te lea los títulos?
- Venga, algo habrá - digo tratando de animarle.
- "Donde el corazón te lleve", "Harry Potter y las Reliquias de la Muerte", "Harry Potter y el prisionero de Azkaban...
- Lo de el prisionero de Azkaban no suena mal.
- Ya.. creo que prefiero el de la orden del Fénix pero gracias por tu recomendación.
A. cuelga el teléfono. La mujer sentada a mi lado se levanta y se aleja, parte del grupo de palomas la siguen. Marco en mi móvil el número de información para preguntar por un cerrajero de emergencias. Cuando alguien me pregunta qué tipo de emergencia al otro lado de la línea rompo a reír. Las palomas que aún quedaban a mi alrededor se asustan y alzan el vuelo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenísimo, hay que tener cuidado con las llaves y sus puertas en Barcelona, jeje.
Salud!
J.

Guillermo N. A. dijo...

-
A mi me produce cierta angustia... será que vivir en una ciudad donde se dan episodios de bizarra violencia me ocasiona la perspectiva de "twilight zone" (conocida aquí en México como "Dimensión desconocida")... eso sí... atento de principio a fin...

Saludos...
-

A do outro lado da xanela dijo...

Jajajajajaaa!

Me has hecho empezar el día con una sonrisa.

Siempre es un placer leerte, aunque no comente mucho, pero hoy sobre todo.

Un delicia de relato, felicidades.

Un abrazo

Anónimo dijo...

¡Soy fan!

Sun-T dijo...

A mi me recuerda a cierta situacion similar que vivi en mis años mozos, muy buen relato y estupenda prosa. No es exactamente lo que buscaba para mi proyecto pero gracias por el intento, seguire intentandolo.y de paso leere mas tu blog

:: PALABRAS RECIENTES.