Sexema
Léeme despacio
sin prisa
como leerías tu nombre
en las esquelas del diario de la mañana
pregúntame qué escondo
o pide alguna imagen como pista
de lo que en realidad quiero decir
concedeme ser torpe en las palabras
esa triste alegría que pueda contener
no seas tan severa con mis imprecisiones
sonríe en mis aciertos
detente.
Ahora avanza
y cuando me termines
comienzame de nuevo
otra vez
1 comentario:
Nunca un imperativo había sido tan dulce.
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