Compañeros de viaje

Para Albin

Nos creíamos hombres.
En noches de primavera,
recorriendo a tientas
las calles del barrio viejo.
Barcelona.
Ebrios de vino gallego,
lejos ya de nosotros mismos.

Flotaban en el aire palabras de oriente,
cantos del sur,
promesas del norte.
¿Recuerdas aquellas calles,
repletas de mujeres
que arrastraban maletas?
Estaban preciosas
con sus trajes de ningún sitio,
llenas de posibilidades
y de recuerdos.

Sobre un barra olvidada
vaciábamos nuestros bolsillos:
versos absurdos,
un teléfono sin nombre.

Hablamos tantas noches
de paseos y mujeres.
De quien habíamos sido
pero nunca volvería.

Y al otro lado,
en la calle,
tras los cristales del bar,
el rumor de las ruedas
acechaba nuestros sueños,
cuando se desvanecía
era el momento de irse a dormir.