En algún lugar del domingo
Las chicas de la zona alta
toman té rojo en las tardes de domingo,
pasean bajo el sol,
brillan sus mejillas, sus cabellos rubios
recubiertos con cremas de olores dulces.
A su lado
uno cree que el amor es cierto,
se olvida de la noche,
del dolor arrinconado en tu cuerpo.
Y cuando despierta en sus habitaciones frías,
donde sopla el viento,
y la luna colorea de azul
el rosa infierno,
uno piensa que podría acostumbrarse,
se olvida del murmullo,
de las verdades arrinconadas en tu cuerpo.
Allí abajo, lejos,
en algún lugar del domigo.
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