El cementerio de las buenas intenciones.
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Autor: Pelayo Méndez.
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miércoles, 14 de noviembre de 2007

[Aún recuerdo la montaña]

Aún recuerdo la montaña
perdida en la casa
las tardes de aquel domingo
sobre el que hacía meses
la abuela
                caminaba
                                  despacio
cuando preguntabas qué ocurría
- estúpidos doce años -
te miraba como si nunca
hubiera aprendido a llorar
Aún recuerdo un gato silencioso
escondido en la pared
pasos de duda en el pasillo
y un cuerpo extraño
atravesado en el corazón
Los domingos de aquella tarde
se sentaba siempre junto a la ventana
en la silla que Él solía ocupar
en el jardín los pajaros acudían cansados
a esconderse en las ramas de la mimosa
cuando la tormenta azúl Cantábrico
cubría el cielo de Oviedo
Aún recuerdo a mi madre
espiando desde la cocina
el cruce de miradas
con el que la abuela sonreía
bajaba después la vista hacia su bastón
y golpeaba tres veces el suelo
entonces, y sólo entonces
comenzaba a llover

2 comentarios:

Luna Miguel dijo...

me gusta ese gato silencioso
y la montaña
y el cuerpo extraño

Anónimo dijo...

el cuerpo extraño de una vida,
que no renuncia,
un cuerpo que es solo sangre
mezclado con el polvo
de altos y viejos techos

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